Resultaría cuanto menos simplista acotar el
interés de San Saturio, como conjunto histórico-artístico, exclusivamente a la
ermita. En mi opinión, el paseo que conduce a ella, las construcciones que
comparten el camino, la flora que lo
acompaña y la ermita en sí misma forman parte inseparable del conjunto soriano.
Al inicio del recorrido, tras pasear unos
metros entre frondosos setos aparece ante nuestra mirada el Monasterio de San
Polo. La historia nos cuenta que se encuentra en esa ubicación desde su construcción
en el siglo XII, en época de Alfonso I el Batallador, y que perteneció, hasta
su disolución, a la orden de los Templarios, tras la que pasaría a manos del
monarca. Desde este punto, un pequeño arco de medio punto da paso al idílico
Paseo de San Saturio en cuya meta se vislumbra la vetusta ermita. Durante el
paseo, que transcurre en paralelo al río Duero, nos encontramos ante un
majestruoso paisaje que no deja indiferente a nadie. Prueba de su inspiradora belleza
la encontramos en algunos de los más hermosos versos de poetas como Gerardo
Diego y Antonio Machado.
La ermita, como ya se explicó en post
anteriores, se levantó en el siglo XVII sobre la gruta en la que vivió el
santo. Dentro de ella, encontramos un recorrido perfectamente marcado que nos
lleva por las distintas dependencias que forman parte de la misma. Al final de
la primigenia cueva, encontramos la sala conocida como el Cabildo de los Heros,
donde solían realizarse las reuniones de la hermandad de labradores. La segunda
parada de este recorrido por el interior nos lleva al Oratorio de San Miguel,
desde el que se accede, por medio de una escalinata, hasta el habitáculo del
Santero. En esta estancia residía el encargado del cuidado y mantenimiento de
la ermita. Tras recorrer esta pequeña estancia, un nuevo tramo de escaleras nos
conducen hacia dos salas capitulares: la sala del cabildo y la sala del
ayuntamiento de la ciudad.
Llegamos entonces al final del recorrido, en
el que nos espera la contemplación de la sacristía y de la iglesia. La primera
estancia acoge un hermoso retablo de estilo barroco, puede que para ir abriendo
boca hasta llegar a la iglesia. Esta, de planta central octogonal, contiene un
segundo altar que comparte estilo con el anterior. No obstante, el mayor
atractivo de este final del recorrido se encuentra en el busto-relicario de San
Saturio, contenedor de sus restos. El resto de la iglesia se encuentra
profusamente decorada con la representación de los principales anacoretas de la
Historia de la Cristiandad, en la cúpula, así como por los pasajes más
representativos de la vida del santo.
Sin duda, la visita a San Saturio resulta una
recomendable actividad tanto por su más que demostrado valor paisajístico, como
por su interés histórico, artístico y cultural.
Imágen: Cúpula de la iglesia de San Saturio. www.Desdesoria.es
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